sábado, 21 de marzo de 2009

Volver.

VOLVER.
Yo adivino el parpadeo
de las luces que, a lo lejos,
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron,
con sus pálidos reflejos,
ondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso,
siempre se vuelve al primer amor,
la vieja calle donde el eco dijo:
tuya es su vida, tuyo es su querer.
Bajo el burlón, mirar de las estrellas
que, con indiferencia, hoy me ven volver.
Volver, con la frente marchita,
las nieves del tiempo, platearon mi sien
sentir que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada
que febril la mirada y errante es la sombra,
te busca y te nombra vivir
con el alma aferrada a un dulce recuerdo
que lloro, otra vez.
Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarme con mi vida
tengo miedo de las noches
que, pobladas de recuerdos,
encadenan mi soñar.
Pero el viajero que huye
tarde o temprano detiene su andar.
Y aunque el olvido,
que todo lo destruye,
haya matado mi vieja ilusión
guardo escondida una esperanza humilde
que es toda la fortuna de mi corazón.
Volver, con la frente marchita,
las nieves del tiempo, platearon mi sien
sentir que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada
que febril la mirada y errante es la sombra,
te busca y te nombra vivir
con el alma aferrada a un dulce recuerdo
que lloro, otra vez.
Me encanta esta canción de Gardel, y me gusta porque la letra de esta canción dice mucho. Todos nos enfrentamos con nuestro pasado, y hemos de volver a encontrarnos con recuerdos, con personas, con sueños, con objetos... Con todo lo que nos evoca ese pasado.
Raúl R.B.

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